Octavio Paz, el primer Nobel de México
Nacido el 31 de marzo de 1914 en el barrio de Mixcoac, Octavio Paz es uno de los baluartes de las letras mexicanas del siglo XX. Su íntima relación con las letras comenzó con la extensa biblioteca propiedad de su abuelo, al igual que los artículos de corte político publicados por su padre durante la Revolución Mexicana.Paz comenzó a escribir a corta edad. Antes de los 25 años, ya había fundado las revistas literarias y de arte Barandal y Taller, además que a los 17 ya había publicado su primer poemario, Mar de día, seguido de Luna silvestre, publicado a los 19. A los 25, ya era considerado el poeta capitalino más prometedor, dirigiendo la revista Vuelta. Viajero constante, Paz fue cronista de tierras y costumbres lejanas geográficamente, pero con una estrecha unión cultural con su tierra, sus costumbres y su idiosincrasia. El laberinto de la soledad, ensayo en donde Octavio Paz describe gran parte de las bases de la identidad mexicana, convive con otros textos como Vislumbres de la India, una crónica que recrea el pasado milenario de la cultura hindú, al igual que las traducciones a la poesía milenaria del chino Chuang- Tzu.
"Su apasionada escritura de amplios horizontes, caracterizada por su inteligencia sensible e integridad humana" declaró la Academia Sueca en 1990, al otorgarle el Premio Nobel de Literatura, siendo hasta ahora el único mexicano y el quinto latinoamericano en recibir dicho galardón.
"Soy apenas un episodio en la historia de nuestra literatura, la transitoria y fortuita encarnación de un momento de la lengua española"
Octavio Paz, sus poemas más famosos
Sin duda, la obra más famosa de Paz sea el segundo capitulo de El laberinto de la soledad, conocido popularmente como "los hijos de la chingada". personalmente, mi obra favorita del autor es el cuento "Mi vida con la ola" sin embargo, cabe señalar que el Nobel le fue concedido por su obra poética, sin que los jueces mencionaran nunca sus ensayos.Acabar con todo
Dame, llama invisible, espada fría,Tu persistente cólera,
Para acabar con todo,
Oh mundo seco,
Oh mundo desangrado,
Para acabar con todo.
Arde, sombrío, arde sin llamas,
Apagado y ardiente,
Ceniza y piedra viva,
Desierto sin orillas.
Arde en el vasto cielo, laja y nube,
Bajo la ciega luz que se desploma
Entre estériles peñas.
Arde en la soledad que nos deshace,
Tierra de piedra ardiente,
De raíces heladas y sedientas.
Arde, furor oculto,
Ceniza que enloquece,
Arde invisible, arde
Como el mar impotente engendra nubes,
Olas como el rencor y espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
Arde dentro del aire hueco,
Horno invisible y puro;
Arde como arde el tiempo,
Como camina el tiempo entre la muerte,
Con sus mismas pisadas y su aliento;
Arde como la soledad que te devora,
Arde en ti mismo, ardor sin llama,
Soledad sin imagen, sed sin labios.
Para acabar con todo,
Oh mundo seco,
Para acabar con todo.
Al pintor Swaminathan
Con un trapo y un cuchillo
Contra la idea fija
Contra el toro del miedo
Contra la tela contra el vacío
El surtidor
La llama azul del cobalto
El ámbar quemado
Verdes recién salidos del mar
Añiles reflexivos
Con un trapo y un cuchillo
Sin pinceles
Con los insomnios con la rabia con el sol
Contra el rostro en blanco del mundo
El surtidor
La ondulación serpentina
La vibración acuática del espacio
El triángulo el arcano
La flecha clavada en el altar nego
Los alfabetos coléricos
La gota de tinta de sangre de miel
Con un trapo y un cuchillo
El surtidor
Salta el rojo mexicano
Y se vuelve negro
Salta el rojo de la India
Y se vuelve negro
Los labios ennegrecen
Negro de Kali
Carbón para tus cejas y tus párpados
Mujer deseada cada noche
Negro de Kali
El amarillo y sus fieras abrasadas
El ocre y sus tambores subterráneos
El cuerpo verde de la selva negra
El cuerpo azul de Kali
El sexo de la Guadalupe
Con un trapo y un cuchillo
Contra el triángulo
El ojo revienta
Surtidor de signos
La ondulación serpentina avanza
Marea de apariciones inminentes.
El cuadro es un cuerpo
Vestido sólo por su enigma desnudo.
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